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Zep Tepi, evidencias de un tiempo anterior

Junio 11, 2019 2836

Según la historia oficial, Egipto como tal comienza con el rey Menes. No obstante, existen numerosas evidencias de que en un tiempo remoto, unos extraños personajes civilizaron el mundo y cuyo rastro es difuso pero real.

Cualquier libro común sobre la historiografía de Egipto congela el tiempo en que dio inicio esta gran civilización hacia el 3500 antes de Cristo cuando un hombre llamado Menes unificó las tribus seminómadas de la región. Posteriormente vinieron las dinastías, el alto y bajo Egipto y siglos de historia entre los que cabe añadir a los faraones que erigieron las principales pirámides.  Zoser, quien le mandó levantar al misterioso Imhotep la primera de todas las pirámides de Egipto, la pirámide escalonada de Saqqara, y los célebres Keops, Kefrén y Micerinos, de la cuarta dinastía, que supuestamente mandaron levantar la tríada monumental de Guiza junto a la popular Esfinge, teóricamente mandada a construir por Kefrén.

Todos los nombres de estos faraones y muchos más aparecen en una completa lista que facilitó en el siglo III antes de Cristo un erudito sacerdote llamado Manetón. La controversia que produce esta lista de monarcas es que la historiografía oficial sólo la sigue en parte dado que Manetón “menciona un tiempo anterior a Menes; una época remota denominada por los egipcios Zep Tepi, donde unos dioses primero, y unos semidioses después, además de unos misteriosos seres llamados Shemsu-Hor, gobernaron aquellas tierras por espacio de más de 20.000 años”, comenta Mariano Fernández Urresti en su obra “El secreto del camino de Santiago”.

 

Zep Tepi, evidencias de un tiempo anterior

 

“ ¿20.000 años? ¿Cómo puede la historia saltarse un período así de grande? ¿Es el Zep Tepi egipcio la evidencia de una supercivilización anterior a la nuestra? 

Ciertamente si esto fuera una evidencia aislada de ello hablaríamos de un delirio histórico sin importancia. No obstante, la realidad es muy distinta, existen otras pruebas que demostrarían lo mismo que la polémica lista de Manetón, tan repudiada por la arqueología canónica.

 

Zep Tepi, evidencias de un tiempo anterior

 

Otro documento que estira la historia egipcia de los faraones y reyes es el Papiro de Turín, un delicado texto descubierto en el siglo XIX donde se afirma la existencia de reyes en Egipto mucho tiempo antes de Menes. Igual de misteriosa es la Piedra de Palermo, en la que, de nuevo, una cronología anterior se ve acompañada de seres desconocidos como los semidioses y acompañantes de Horus ya mencionados. También en esta revista El Umbral se publicó en el año 2008 una reseña sobre un libro escrito por el egiptólogo, profesor de matemáticas  y doctor en análisis informático…el Dr. Albert Slosman, quien participó en los programas de la NASA para el lanzamiento de los Pioneer sobre Júpiter y Saturno en los años 70. El Dr. Slosman publicó un libro titulado “Los supervivientes de la Atlántida”, donde se describe la gran migración de los Atlantes desde el continente hundido hasta Egipto de acuerdo con un nuevo estudio de los textos jeroglíficos y centrándose principalmente en el estudio del Zodíaco de Déndera.

Ante tantas evidencias, Fernández Urresti dice en su libro que “en algún momento remoto e ignorado unos seres a los que los egipcios concedían naturaleza divina gobernaron aquellas tierras, desarrollaron una sabiduría y unas leyes que luego heredarían pálidamente los faraones, y luego desaparecieron”.

 

Zep Tepi, evidencias de un tiempo anterior

 

Realmente no es ninguna locura ir más allá de lo que siempre nos cuentan. Si lo hacemos igual que Mariano F. Urresti lo hace en su libro, es fácil ver que hay cosas extrañas. Además de todos estos documentos probatorios de que hubo un pasado desconocido y anterior que la historia oficial descarta, podemos encontrar las no menos misteriosas pirámides cuyo análisis riguroso también conduce a ver que hay cosas que no encajan y de las que todavía se siguen descubriendo cosas; la muy enigmática Esfinge que nadie logra datar con seguridad y, menos aún, decir a quién pretende representar; o el Serapeum de Saqqara, un lugar poco explorado y que sin duda deja boquiabierto al que lo visita dados los constantes imposibles que plantea.

Así las cosas, la hipótesis de que existió una suerte de humanidad muy capacitada anterior a la nuestra que civilizó Egipto, y de la cual nosotros somos tan sólo una chispa, no es nada descabellada.

Por Sergio Basi